El siguiente escrito nos habla sobre las “tres primeras flores que el Señor ha querido tomar de nuestro
pobre jardín para trasplantarlas en el cielo”, fueron publicadas por nuestro Padre Fundador Mons. Giulio M.
Penitenti en los años 60´s. Él las tomo del “Diario de la Obra” del primer año y de sus “Notas intimas”.
Las conservamos como un documento histórico muy importante para nuestra Familia Ecuménica.
Sor María Eugenia, Fray Giuseppe M. Vullo y Fray Carmine M. Ranieri, constituyen después de nuestro Padre
Fundador Mons. Giulio M. Penitenti, las piedras vivientes con las cuales el Señor ha querido iniciar y
edificar nuestra Familia Ecuménica. Y a ellos se agregaron otros hermanos y hermanas, que juntos forman
actualmente nuestra comunidad celeste.
Esta comunidad nos da la certeza de que lo que estamos construyendo se funda sobre una base segura y bien
anclada en el corazón de Cristo, en su evangelio, en la tradición apostólica y largos dos mil años de historia
de la Iglesia, sobre todo, aquella escrita por los santos.
De ellos tomamos el modo de vivir nuestro actual, urgente y delicado carisma ecuménico; sus enseñanzas nos
ayudan a interpretarlo a través de nuestra consagración con fe, esperanza y caridad, sus ejemplos nos iluminan
para hacerlo eficaz en el apostolado.
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